domingo, 17 de febrero de 2008

Universos sin control - 8º Capítulo

>>María despertó. Todo a su alrededor era negro, pero sus amigos estaban allí. Todos ellos... Su madre, su padre, Cristina, los profesores, los vecinos, los conocidos, los desconocidos... A lo lejos, una luz brillante le llamaba...


- María, es tu hora... Serás juzgada por tus actos...


Se asustó. Era muy joven. Aún tenía que disfrutar de la vida con Jhon...
Jhon... ¿Que estaría haciendo ahora? Seguramente llorar por ella... Se acercó a la luz..

Vió como un imperio brillante lucía en todos los sitios en los que llegaba la vista. Miles de castillos se extendían a la vista. Era tan bello... Delante suyo, vio un gigante con forma triangular, y un solo ojo en el centro. Ese será Dios.De repente, la figura triangular dijo:

- María, ha llegado tu hora. Expiarás tu pecados para ser salvada... ¿o quieres acabar en el infierno? No te recomiendo esto útimo.
- ¿Qué he de hacer para expiar tus pecados?
- Tienes varios asesinatos en tu cargo... Muertes sin piedad a agentes de Schröder... ¿De qué me sirvio salvaros a ambos... si acabais matando? Y ese no es el peor de los casos.
- ¿Pero que he de hacer para expiarlos?
- De eso se encargará Jhon.

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- ¿Qué he de hacer para resucitarla? - dijo Jhon.
- El alma de maría ya estará en el cielo, así que solo puedes salvarla entregandole algo a Dios.
- Lo único que puedo entregarle es mi alma... Se la doy. Prefiero morir antes de que ella este muerta.
- Te enviaré a cominicarte con él. Solo tienes un intento, aprovéchalo.

Vidar empezó a hacer extraños signos en el aire, hasta dibujar una gran serpiente mordiendo una manzana. De repente, el dibujo se clavó en la frente de Jhon, abrasándola. Este se desmayó en el acto.

- Haz lo que puedas... y no te equivoques.

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Jhon se despertó, viendo un imperio colosal y brillante. A lo lejos, vió a una figura triangular con un ojo en el centro, y a María delante de él.

- ¡¡¡¡Maríaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!! - Gritó contento, y corrió hacia ella.

María miró hacia él. ¿De verdad era él? Pero eso significaba que estaba muerto...
Cuando llegó, Jhon le gritó a Dios:

- Dejala volver. No es aún su hora.
-¿Qué me das a cambio? Intercambio equivalente...
- ¿A cambio? Lo único que poseo realmente... Te doy mi alma.
- ¿Tu alma? - se extrañó y se asustó María.
- ¿Seguro? Es tu única oportunidad.
- Yo he cometido más pecados que ella, asi que yo soy el que se merece estar muerto. Ella es demasiado joven...
- Vale, acepto. Pero tú te quedarás aqui el resto de tu vida...
- Me da igual, con tal de que ella disfrute.

Dios pegó una palmada. De repente, todo se volvió negro...

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