miércoles, 16 de julio de 2008

Amor Prohibido, Capítulo 4

Capítulo 4 : Pesadilla

Eric abrió los ojos. Se encontraba en una caverna, llena de fuego, lava, calor. Se sobresaltó bastante al ver el paisaje, y aún más se sobresaltó al ver sus pechos. Aún no estaba acostumbrado a ser una chica…

Cuando se tranquilizó, empezó a observar la cueva. El rojo inundaba las paredes… Rojo sangre. Sin venir a cuento, cayó en una mini isla encima de la lava, y la sangre empezaba a llover del techo.

- Vale… Esta pesadilla es de-ma-sia-do real… - Comentó Eric, preocupado.

Las cincuenta sombras le rodearon. ¿Qué coño estaba pasando?
- ¿Quiénes sois y que queréis?
- Tranquilo… No pasa nada… Somos las Sombras del Diablo – Dijo la mayor de ellas.
- Solo vamos a explicarte el cuento de nunca jamás… - dijo otra.
- ¿Sombras del… diablo…? ¿Cuento de nunca… jamás…?
- ¿No te preguntas por qué tu nuevo aspecto?
- ¿Mi nuevo aspecto…? Un momento, ¡¿No tendréis algo que ver con esto?
- Cada 20 años, en la luna llena grande, las sombras salimos del infierno a ayudar a los humanos.
- Esta vez nos transformamos en un simple… gnomo de jardín.

Eric escuchaba sin dar crédito.
- Tú recogiste el Gnomo, y le diste una oportunidad. A cambio, decidimos cumplirte deseos.
- Pediste ser una chica, y te fue concedido.

- Ah, ¿si? ¡¡Pero si lo dije sin pensar!! ¡Quiero ser un chico, no una chica! ¡Ya he tenido problemas con la ley, y sabeis que son muy exigentes! ¡Destransformarme!
- Es imposible. Rompiste el gnomo, y fuera de nuestro recipiente no tenemos poderes. Además, esta misma noche hemos de volver al infierno.
- ¿Queréis… decir… que no voy a volver… a mi cuerpo… hasta dentro de 20 años? – Dijo Eric, tartamudeando.

- Nuestro recipiente no siempre sale aquí. Cada 20 años sale en algún lugar del mundo…

Eric cayó de rodillas sobre el suelo. ¿Se tendría que quedar para siempre con ese cuerpo?... ¿Perseguido por la ley?...

- Tranquilo. Las pitonisas saben del tema. Alguna podrá ayudarte.
- En el mundo hay magia, que muy pocos humanos saben que existen o pueden manejarla.
- La magia podría devolverte a tu estado, pero creo que solo una persona en toda Metrópoli sabe hacer ese conjuro.

- Un momento. ¿Me estáis diciendo que la Magia existe? ¡Eso no son más que cuentos de hadas!
- No te lo creas. Peor para ti, ya que no tendrás salvación.

Las sombras desaparecieron, y de repente, el islote empezó a romperse. ¡La lava lo estaba derritiendo!

Eric saltó hacia otros islotes, cada vez más pequeños. ¿Dónde estaba la salida? ¡La costa!

Empezó a acelerar hacia su derecha. Una gran isla se levantaba, como salvándose de la destrucción. Un último salto le dejó en la isla, justo cuando esta alcanzaba medio metro de altura.

Mientras la isla seguía ascendiendo, Eric se paró a pensar. ¿Decían la verdad… o tomaban el pelo al bueno de Eric? …

La isla atravesó el techo, hasta situarse en medio de un mar paradisíaco. ¿Estaba en el Caribe?.... bueno… ¿Era eso el Caribe?

De repente, notó mucho calor, como si se estuviera derritiendo en la lava. Corrió rápidamente al agua. Que fresquito… Que tranquilidad… Las olas le mecían suavemente… muy suavemente… Hubiera cerrado los ojos, si no fuera por una mancha que se acercaba… Cada vez era más grande… No era una mancha, sino una aleta… ¿Una aleta? ¡Un tiburón!

Eric empezó a nadar rápidamente a la costa, pero mientras más rápido iba más se alejaba la isla, y más se acercaba el tiburón… ¿Sería este su final? El tiburón le estaba alcanzando… Eric se empezaba a cansar de nadar… de repente, el tiburón abrió sus fauces, y mordió el pie de Eric.


Eric despertó sobresaltado. ¿Todo había sido una pesadilla… o Todo había sido una realidad?...

En contra de lo que pensaba, se encontraba en el césped del rio. Era de noche. Según la luna, habían pasado uno o dos días (¿tanto tiempo durmiendo?). De golpe, una silueta avanzaba por la calle…

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