sábado, 29 de marzo de 2008

Sueños Extintos ( I )

Despierto en una pradera. La hierba, fresca, aún tiene el rocío por la mañana. El cielo brilla azul. Huele a Hierbabuena. Me levanto. Veo a lo lejos unas montañas. Me dirijo hacia ellas. El silencio es muy profundo, muy tranquilo. Tan solo unos pajaros pían a lo lejos.

Después de unos 20 minutos andando, siento como me empiezo a elevar hacia el cielo, a toda velocidad. Me doy la vuelta. Al llegar a las nubes, veo que no son tales. Es nieve. Empieza una ventisca, y empiezo a andar hacia el primer lado que encuentro. El frí empieza a congelarme. La nieve cae del cielo (o del suelo...). Pronto se convierte en granizo. No aguanto mucho mas. Me desmayo.

Despierto de nuevo en lo alto de una litera. No tengo las gafas, veo borroso. Al mirar hacia los lados, distingo una especie de Iglú. Tambien veo un esquimal al otro lado del iglú. Me pregunta si estoy bien. Reconozco la voz, sensual y femenina. Es de alguien muy querido por mi, pero no recuerdo quien es. Cuando se acerca, intento quitarle la capucha para reconocerla. Siento como la litera se cae.

De repente, me encuentro cayendo por un foso sin fondo, o eso parece. Siento como el aire corre por todo mi cuerpo. Intento cogerme a uno de los salientes de la pared. Al agarrarme miro al cielo. Aún esta azul.

Se empieza a tornar rojo. Veo como empieza a caer desde arriba del todo, por las paredes, sangre. El saliente donde me agarraba se rompe. Caigo a toda velocidad, mientras veo como la sangre me persigue. Dislumbro el fondo. Mi mente lo presiente, voy a morir. Ya nada me importa. Veo el fondo a veinte metros escasos. Cierro los ojos...

Me despierto en el suelo de mi cuarto. Noto como estoy ardiendo, y como me duele toda la espalda. Supongo que me he caído de la misma. Miro el reloj. Son aún las 4 de la madrugada del jueves. Me vuelvo a echar en la cama. Antes de dormirme, oigo como una rísa malvada retruena en la calle...

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